Ariel Perelman (Daniel Hendler) es un abogado exitoso en la ciudad de Buenos Aires. Gana dinero, imparte clases en la universidad y tiene las ideas claras. Ha pasado toda su vida huyendo de lo marcado por su padre, de su estela, y la relación que mantiene con este -pese a los numerosos intentos de su progenitor- es muy distante. En la universidad donde da clases, conocerá a Sandra(Julieta Diaz) , una joven instructora de Pilates que estudia para abogada, que le traerá loco, porque le parece inaccesible. Intenta conquistarla y lo consigue, se casaran, tendrán un hijo, Gastón, y la costumbre y la rutina se instalarán en sus vidas. Un suceso cambiará esa rutina: el Tribunal donde acude a diario parece caerse a pedazos y debe tomarse un mes de vacaciones forzadas hasta que lo arreglen. De pronto, lo que no tenia, tiempo, empieza ahora a sobrarle. Pasará más tiempo con su hijo, lo que le llevará a replantearse su posición de hijo, su relación con Perelman padre.
Deliciosa película dirigida por Daniel Burman, que acaba con la trilogia compuesta además por "El abrazo partido" y "Esperando al Mesias". Aunque más madura que las anteriores, sigue con ese estudio de las relaciones humanas, esta vez entre padre e hijo, y compartiendo buena parte del elenco, asiduos en las peliculas de Burman.
"Derecho de familia" es una pelicula sencilla. sincera y nada pretenciosa, que se sustenta sobre todo en las buenisimas y convincentes interpretaciones de su reparto. El uruguayo Daniel Hendler - también en "El abrazo partido"- es el principal apoyo y mérito de la pelicula, ya que la narración de la historia está a su cargo. Por el pasan todos los personajes, y en él acaban. Una interpretación tan sencilla como la pelicula, muy basada en el mundo interior de Ariel Perelman, y en sus silencios, en lo que está pensando y se calla. Julieta Diaz, sigue en su linea y logra una interpretacción correcta, poca ambiciosa, y que inevitablemente queda relegada al personaje de Daniel Hendler. Pese a esto, Julieta parece cómoda en el papel, logra entablar una cercanía con Hendler y no defrauda. Arturo Goetz, como Perelman padre, está soberbio. Con un solo gesto trasmite más que con una palabra. Aporta ternura, sosiego y empaque a su personaje - la escena de su cumpleaños, una de las mejores- que gana aún más peso en la historia gracias a su interpetación.
Un filme con un magnifico guión, que trancurre con una fluidez pasmosa, donde ni falta ni sobra nada, que no aburre ni tampoco te decepciona. Esa clase de películas que te hacen seguir creyendo que el buen cine es posible, que no está todo perdido.